Revisión de educar, no lucrar

| Internacional

La ceguera por el dato en la Agenda 2030.

El día que las Naciones Unidas justificaron el saqueo Norte-Sur con los resultados en Matemáticas

La Agenda 2030 incurre en una falacia cuando equipara la disponibilidad de datos con la participación social.

El Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019 se pliega al Banco Mundial y habla de una “crisis en el aprendizaje”.

 

Desde el lanzamiento de la Agenda 2030 en el año 2015, los sindicatos de educación en América Latina afiliados a la Internacional de la Educación, han sido críticos sobre cómo se han planteado los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la forma en que esta Agenda quiere dar respuesta a los diferentes desafíos, principalmente en Educación.

La Internacional de la Educación para América Latina fue pionera en señalar dos de los peligros latentes que tiene el enfoque de la Agenda 2030 para las políticas públicas.

El primer peligro es que la Agenda 2030 convoca al sector privado y empresarial como protagonista en el diseño, el financiamiento y hasta la implementación de la política pública (Ver de Jomtien 1990 a Incheon 2015: 28 años desandando un derecho).

El segundo peligro lo constituye el enfoque y la narrativa alrededor de los datos.  La Agenda 2030 hace del dato un fin en sí mismo, lo convierte en un contenido inconexo y carente de análisis.

La Agenda 2030 establece metas numéricas y hace que las estadísticas se vuelvan un fin en sí mismas, provocando una ceguera que impide entender los contextos que dieron origen a ese dato. Se estandarizan los datos para hacerlos comparables. Pero esa estandarización elimina los contextos multi-dimensionales a los que debe responder la política pública.

Usar datos estadísticos para orientar la política pública no es el problema. De hecho, los sindicatos, junto con otros sectores sociales, han sostenido la reivindicación de que la elaboración de las estadísticas incorpore datos sobre las poblaciones más excluidas, para que las políticas públicas le respondan a las necesidades y los derechos de estas poblaciones.

Contrario a esto, la Agenda 2030 propone un uso estandarizado y negligente de la información, lo cual acarrea impactos sociales, políticos y económicos negativos. Este uso estrecho del dato se evidencia en el  Plan de Acción Mundial para los Datos del Desarrollo Sostenible de la Comisión de Estadísticas de la ONU, plantea el uso de modelos genéricos para la producción de datos (ONU, 2017, p.5) y que los Estados recurran a fuentes “no estatales” para financiar la elaboración estadística  (ONU, 2017, p.7). En ese sentido, habrá que plegarse a los intereses de quienes financien la elaboración de nuevos datos.

Los ODS cuentan con un sistema de metas para cada objetivo e indicadores para cada meta. Cada país que se adhiera a la agenda tiene la tarea de definir las fuentes y los canales para alimentar estos los indicadores. Es por ello que, en el marco de reportar el cumplimiento de los ODS, los sistemas estadísticos de los países revierten mayor importancia.

Desde el año 2015 y en función de garantizar los datos que demanda la Agenda 2030, en América Latina se han organizado nuevas estructuras y mecanismos para monitorear los datos de cumplimiento de esta agenda. Algunas de estas estructuras y mecanismos, son:

  1. Grupo de Coordinación Estadística para la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe de la Conferencia Estadística de las Américas, grupo subsidiado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
  2. Grupo de Alto Nivel de Colaboración, Coordinación y Fomento de la Capacidad en materia de Estadística para la Agenda 2030.
  3. Grupo de Coordinación Estadística para la Agenda 2030.
  4. Propuesta de un marco regional de indicadores para el seguimiento de los ODS.

Estas estructuras y mecanismos son parte de un plan de “modernización” de los sistemas estadísticos de los países del Sur, impulsados por dos mecanismos a nivel mundial:

  1. Plan de Acción Mundial para los Datos del Desarrollo Sostenible de la Comisión de Estadísticas de la ONU (ONU, 2017).
  2. Grupo Interinstitucional y de Expertos sobre los Indicadores de los ODS-GIEI-ODS (aprobado por la Asamblea General  de la ONU el 6 de julio de 2017).

La Secretaría Técnica para el Grupo de Coordinación Estadística para la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe promueve marcos legales para la modernización y la autonomía de los sistemas estadísticos nacionales y la incorporación de la llamada “big data” (CEPAL, 2019), lo cual puede derivar en vacíos e inconsistencias graves para el diseño de la política pública.

Estas propuestas no deben pasar desapercibidas. Por muchos años, los sindicatos de educación han alertado que la elaboración y el uso de las estadísticas no es imparcial ni es neutro.  

El mero interés por generar datos responde a un interés político e ideológico. Empezando por la construcción de variables y pasando por la decisión final sobre cuáles datos levantar, para qué y cómo usarlos. Ni el levantamiento inicial de la información, ni el análisis ni el monitoreo de estos, están libres de intencionalidad política ni de contenido ideológico. Las estadísticas pueden servir a la ampliación de las políticas públicas o incluso, a la negación de las mismas.

Fuente: ONU, 2019

Los datos para el ODS 4: un callejón sin salida

Cuando se aprobó la Declaración de Incheon en el año 2015 para responder al ODS 4 correspondiente a las metas en educación, se subrayaron los datos construidos por la OCDE sobre los resultados en matemática y en español en las pruebas PISA. Las estadísticas construidas por la OCDE han sido repetidamente denunciadas como ilegítimas por los sindicatos de educación y otros sectores sociales a nivel mundial, debido a que los instrumentos y las técnicas que conforman las pruebas PISA se utilizan para hacer un análisis comparativo de condiciones no comparables.

A pesar de esto, las Naciones Unidas deciden basarse en estas estadísticas de la OCDE para lanzar el ODS 4, en un claro ejemplo de cómo el uso de los datos estadísticos cargados de intencionalidad política e ideológica.  Las Naciones Unidas insiste en esta posición y recurre  a los mismos datos de la OCDE el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, argumentando que “más de la mitad de todos los niños y adolescentes del mundo no están alcanzando los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas”  (ONU, 2019, p. 30).

El informe ofrece algunas estadísticas globales sobre la atención en la primera infancia, personas adultas sin manejo de la lectura y escritura y condiciones de infraestructura educativa.

Mas allá de los datos, el informe no da cuenta de los fondos públicos invertidos, ni de las políticas implementadas y no hay ningún análisis sobre cómo cuál ha sido el impacto de la Agenda 2030 en el ejercicio del derecho a la educación.  El informe carece de un análisis relevante sobre la relación entre democracia y el derecho a la educación o bien, la relación entre cobertura y acceso y los presupuestos para educación (ONU, 2019,  p. 30).

Además, el Informe de las Naciones Unidas se pliegan a la voz del Banco Mundial al declarar que estos resultados en lengua y matemática demuestran una “crisis en el aprendizaje” y que esta crisis en el aprendizaje “amenaza la capacidad del individuo para salir de la pobreza” y “pone en peligro el futuro económico de naciones enteras que luchan por competir en un mercado mundial con recursos humanos poco calificados” (ONU, 2019, p. 31).

Este texto se encuentra en un informe de Naciones Unidas, pero es la reproducción del contenido del informe Aprender publicado por el Banco Mundial en el año 2018 (BM, 2018).  Se dice que los bajos resultados en matemática y en lengua son los responsables por los ciclos de pobreza. No se confrontan estos datos a otra información sobre las políticas productivas, el endeudamiento, las reformas del Estado, etc.

Nuevamente, los datos se exponen en primer plano, un primer plano que los deforma a tal punto que las Naciones Unidas justifican una historia de desigualdad global y de saqueo norte sur con una estadística sobre los bajos resultados en matemática.

Es evidente que las Naciones Unidas cedieron a la seducción de un dato que no se conecta con otra información. En el informe de la ONU, el contenido es la estadística pura y dura, sin análisis, sin nuevas preguntas y sin propuestas.

Las Naciones Unidas y sus socios del Banco Mundial, la OCDE, de las articulaciones empresariales privadas, continuarán usando la bandera de los datos y de los ODS, como excusa para imponer reformas educativas y para impulsar nuevos negocios de alianzas público privadas.

El dato ni es imparcial ni es un fin

Cuando, en nombre de la Agenda 2030, se habla de usar los datos de forma “independiente” y brinda informes donde los datos son el único elemento, se banaliza el sentido de las estadísticas. Por muchos años los sectores sociales, han luchado en contra de datos estandarizados y a favor de la desagregación del dato, para que este incluya variables que reflejen las particularidades de género, de etnia, de edad, de identidad, de procedencia geográfica, etc.

La Agenda 2030 incurre en una falacia cuando equipara la disponibilidad de datos a la participación social o a una gestión a favor de lo público.  La disponibilidad de datos o de estadísticas, no constituyen per se mecanismos para la participación social y los promotores de los ODS no pueden sostener que la publicación de uno o varios datos sustituyen el análisis de los contextos a los que tienen que responder las políticas públicas.

En este momento, la Secretaría Técnica para el Grupo de Coordinación Estadística para la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe impulsa un marco regional de indicadores para el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe.

Al mismo tiempo y como ya se señaló, el Plan de Acción Mundial para los Datos del Desarrollo Sostenible de la Comisión de Estadísticas de la ONU defiende que los gobiernos recurran a fuentes “no estatales” para financiar la elaboración estadística  (ONU, 2017, p.7). Es tarea de los sindicatos y de los movimientos sociales en cada país, exigir que el Estado resguarde el sentido político y público de la construcción estadística en el país.

 

 

Fuentes

Bando Mundial (2018) Aprender. Para hacer realidad la promesa de la educación. Tomado de https://www.worldbank.org/en/publication/wdr2018

CEPAL (2019) Informe de las actividades del grupo de coordinación estadística para la agenda 2030 en América Latina y el Caribe. Décima Reunión de la Conferencia Estadística de las Américas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe Santiago, 19 a 21 de noviembre de 2019. Tomado de https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44932/1/S1900924_es.pdf

ONU (2019) Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019.  Tomado de https://unstats.un.org/sdgs/report/2019/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2019_Spanish.pdf

ONU (2017) Plan de Acción Mundial para los Datos del Desarrollo Sostenible. Tomado de https://unstats.un.org/sdgs/hlg/Cape_Town_Global_Action_Plan_for_Sustainable_Development_Data.pdf